Y es que hasta hace unas semanas habíamos tenido alguna captura esporádica de estos “pequeños” carángidos, pero tampoco nada reseñable.
En jornadas pasadas lo que sí notamos fue un sensible incremento en la talla de los mismos, alguno pasando de largo el kilo de peso.
Pero nada que ver con la jornada que viví ayer. Y es que fue uno de esos días que no tenías previsto acercarte al pesquero, pero que la temperatura y el sol acompañaban y decidí escaparme de tarde.
Las picadas se sucedieron desde el segundo lance. Se veía bastante actividad detrás de bancos de pececillos pasto, con los típicos remolinos que esta especie produce en superficie.
Tocaba moverse de piedra en piedra tras ellos y esforzarse al máximo para lograr engañarlos. Estaban muy cebados a los chiquitines.
Los primeros entraron a un Daiwa Saltiga de 12cm regalo de mis compis del TSV … ya está estrenado!
Después entraban mejor a muestras más finas, como el Daiwa Shoreline 12 F/G
Al final pasé un rato bien divertido, sobretodo porque conseguí hacerlos entrar a jig (como el master del “bony”, Kike, que le encanta esta técnica … ¿por qué será? ), teniendo auténticos picadones a más de 30 metros de distancia y en profundidad, librando batallas preciosas con la fina Tailwalk.
Esta es una muestra de cómo entraban al jig
Todas las capturas fueron devueltas al agua excepto una que vino muy mal clavada del ojo y sabía que no sobreviviría, por lo que se la regalé a un viejo conocido.
Una lástima no haber tenido la compañía de mis colegas que al final no pudieron venir. Tenía todo el pesquero para mi!!
Ya lo sabéis … los palometones han llegado para quedarse.
Un saludo!